por Javier Martínez 25 de noviembre, 2025
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Por Javier Martínez, vicepresidente ejecutivo del grupo Lumon.

En los últimos años, la integración de tecnologías avanzadas y herramientas de inteligencia artificial (IA) en nuestros hogares ha dejado de ser una visión del futuro para convertirse en una realidad actual. Los hogares inteligentes, equipados con dispositivos interconectados, buscan mejorar la comodidad de los ciudadanos y promover la eficiencia energética y la sostenibilidad ambiental.

La inteligencia artificial ha revolucionado la manera en la que interactuamos con nuestros espacios domésticos. A través de dispositivos electrónicos, como asistentes virtuales que responden a comandos de voz, hasta sistemas de iluminación que ajustan su intensidad según la hora del día, la IA permite una personalización del hogar sin precedentes.

La tecnología evoluciona y nosotros nos adaptamos a ella. Empresas líderes en tecnología han invertido en I+D para poder implementar nuevas herramientas tecnológicas en nuestro día a día. Uno de los últimos avances es que, estas compañías, ya han integrado la IA en dispositivos, mejorando la personalización y eficiencia en tareas cotidianas. Por ejemplo, estas herramientas ayudan a gestionar agendas en nuestro día a día y en el trabajo, y a controlar electrodomésticos a través de un móvil u otro dispositivo, entre otras cosas.

Evolución de los hogares inteligentes

El 96,8% de los hogares en España ya tiene acceso a internet, según el último informe del INE "Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en los Hogares Año 2024". Gracias al uso del internet, han llegado los hogares inteligentes. Desde el portal Statista aseguran que, el número de hogares inteligentes (smart homes) existentes a nivel mundial, ha presentado un crecimiento constante entre 2017 y 2024, situándose por encima de los 400 millones en 2024, lo que se traduce en una tasa de penetración del 18,9%.

De momento, estamos viviendo una evolución de estos hogares inteligentes, pero en los próximos años, será más común visitar casas que ya cuenten con herramientas integradas que ayuden a que ese hogar sea más eficiente y sostenible para sus habitantes. Se prevé que esta tendencia se mantenga durante los próximos años, llegando a duplicar la cifra de hogares inteligentes de cara a 2028.

Entre los dispositivos más vendidos para las smart homes destacan las de entretenimiento audiovisual, pero esta situación variará en aproximadamente 3 años, ya que se estima que los sistemas de monitorización y de seguridad irán ganando terreno.

El internet de las cosas (IoT) también se presenta estos próximos años como un aliado de los ciudadanos, ya sea en la esfera personal o en la profesional. Aparte de los hogares inteligentes, otro claro ejemplo de integración de estas tecnologías en nuestro día a día es, por ejemplo, las ciudades inteligentes (smart cities). Este sector, como ha ocurrido con el de los hogares inteligentes, viene pisando fuerte, y es que actualmente cuenta con un gran potencial de expansión, puesto que su peso en el mercado mundial de IoT rondaba en 2024 el 8%.

Para los próximos dos años, el segmento con mayor crecimiento estimado será el de las soluciones y servicios para los edificios inteligentes, como también, el de las fábricas inteligentes.

Eficiencia y sostenibilidad

Uno de los pilares fundamentales de los hogares inteligentes es la eficiencia energética. La automatización de sistemas de climatización, iluminación y electrodomésticos permite un uso más racional de la energía, reduciendo el consumo innecesario. Además, la incorporación de tecnologías como sensores y actuadores facilita la monitorización en tiempo real del consumo energético, permitiendo a los usuarios tomar decisiones informadas para optimizar el uso de recursos.

En este contexto, soluciones como las cortinas de cristal de Lumon, contribuyen significativamente al ahorro energético. Nuestros últimos estudios han demostrado que estas instalaciones ofrecen a las viviendas un ahorro medio de 300 kWh de energía en comparación con las terrazas sin acristalar. Esto supone una reducción del consumo de calefacción de entre el 2 % y el 20 %, dependiendo de las condiciones específicas, y de hasta un 10-15 % en el consumo energético de una vivienda.

El futuro del hogar inteligente

La evolución de los hogares inteligentes está estrechamente ligada al desarrollo de nuevas tecnologías y, en Lumon, apostamos por invertir en I+D con el objetivo de seguir desarrollando soluciones que se adapten a las necesidades cambiantes de los clientes, promoviendo así hogares y edificios más eficientes, cómodos y sostenibles.

El futuro del hogar inteligente no pasa solamente por adoptar nuevas tecnologías que nos faciliten nuestro día a día en el hogar, también pasa por crear zonas más seguras y sostenibles, mejorando en general la vida de los habitantes.

En un futuro próximo, los edificios que apuesten por integrar smart homes, deberán contar con sistemas de seguridad innovadores, avanzados y automatizados; una estructura flexible que permita al edificio tener la capacidad de adaptarse a los continuos cambios tecnológicos, incorporándolos a sus sistemas; deben ser confortables para sus habitantes, hablamos de confort térmico, es decir, en cuanto a materiales, espacios, etc.

Y, por último, estos hogares 2.0 deben contar con una estructura consolidada por materiales respetuosos con el medio ambiente. En general, para este tipo de edificios, se utilizan materiales reciclables y diseñados para reducir el impacto negativo en la salud humana y en el entorno donde están construidos. De ahí que, cada vez más, en productos y en sistemas que se usan en el diseño y la construcción de edificios inteligentes, se prioricen estos aspectos.

En Lumon, somos muy conscientes de la importancia de usar materiales respetuosos con el medio ambiente, por ello, fabricamos nuestros productos con materiales que son 100% reciclables, como es el caso del vidrio y aluminio. Además, estos productos tienen una alta durabilidad, algunos estudios demuestran que una terraza sin acristalar durará 35 años, mientras que una nueva acristalada durará hasta 60-130 años, si se mantiene bien.

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