por Alberto Adeva 7 de enero, 2016
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Euroconstruct ha dado a conocer recientemente su último informe de previsiones para el sector de la construcción en el que destaca el crecimiento que experimentará el mercado en Europa en 2015 y sus perspectivas favorables para los siguientes ejercicios. En España, el sector crecerá un 2,4% en 2015 y un 4,4% en 2016. El ritmo de crecimiento de la actividad constructora en España estará por encima del PIB previsto en 2017.

Euroconstruct ha presentado en Madrid y Barcelona sus previsiones para el sector de la construcción y las cifras de 2015. A la conferencia de prensa celebrada en Madrid asistieron Juan Van-Halen, Director General de Arquitectura, Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento; Francisco Diéguez, Director General del ITeC, y Josep Ramon Fontana, Jefe del Departamento de Mercados del ITeC. El acto se celebró en el Roca Madrid Gallery.

“Llevamos 40 años haciendo este informe, que es el 80 de la serie”, explicó en primer lugar Francisco Diéguez. “En el que presentamos ahora lo que se puede destacar es que el sector de la construcción por fin crece. El ejercicio 2015 es el segundo año consecutivo en el que el sector construcción europeo registra crecimiento (+1,6%). Pero tras una crisis de gran intensidad como la sufrida en Europa, dos años es aún poco tiempo para pasar página”.

Las dificultades, según los datos aportados por Euroconstuct, no han acabado: en Francia la construcción ha continuado en recesión durante 2015, y otros seis países apenas han conseguido superar la producción del 2014, entre los cuales se encuentran los casos de Italia y Alemania. En general, los mercados están dándose un plazo extra de tiempo antes de arrancar nuevos proyectos, para ir tanteando mientras tanto hasta qué punto la recuperación económica es auténticamente sólida.

Ese plazo de tanteo parece expirar en 2016, momento en el que se espera que entren en producción bastantes proyectos que han estado posponiéndose durante los últimos meses, lo cual se refleja en un notorio repunte del +3,0%. Para 2017 se espera que el crecimiento pierda algo de intensidad y se quede sólo en el +2,7%. La primera proyección para 2018 alerta de los obstáculos para mantener estos ritmos de avance y tan solo contempla un +2%, reflejo de las señales de agotamiento en dos países clave como Alemania y el Reino Unido. En síntesis, el sector construcción europeo tiene por delante un pico de crecimiento de dos años de duración, que será aprovechado de manera desigual por los diferentes países, si bien el número de países ajenos al repunte tenderá a reducirse.

“El crecimiento será mayor en 2016 con un 3,0, mientras que en 2017 se situará en un 2,7 y en 2018 en un 2,0”, afirmó Diéguez.

Joan Fontana hizo un relato de la situación hasta llegar a la situación en que vivimos hoy, en la que explicó que casi cualquier titular vale. “Se puede decir que en este momento nos encontramos a mitad del proceso”. Eso se traduce en que el sector construcción europeo tiene por delante un pico de crecimiento de dos años de duración, que será aprovechado de manera desigual por los diferentes países, si bien el número de los ajenos al repunte tenderá a reducirse.

Fontana repasó el peso de cada uno de los subsectores en la media europea: vivienda (18%), no residencial (17%), rehabilitación (43%) e ingeniería civil (22%).

La ventana de oportunidad 2016-17 se manifiesta de manera más intensa en la edificación residencial en donde tras un 2015 moderado (+2,2%) se espera un momento claramente expansivo en 2016 (+6,1%) con posibilidades de que se prolongue hacia 2017 (+4,1%). Tal como se venía observando desde 2014, la reactivación de la vivienda de nueva planta es un fenómeno ligado sobre todo a las grandes ciudades que se han adelantado a la recuperación económica. La novedad con respecto a anteriores análisis es el fenómeno de la acogida de refugiados, que tiende a concentrarse en esas mismas áreas urbanas que ya de por sí estaban muy solicitadas. Por tanto, la demografía vuelve a convertirse en el mayor factor propulsor para la vivienda de nueva planta, si bien sus efectos se limitarán a Alemania, Holanda y Suecia. La edificación residencial en el resto de países queda a expensas de que los mercados inmobiliarios vayan perdiendo volatilidad, y de que los demandantes de vivienda opten por aprovechar el buen momento del crédito.

En el contexto de la edificación no residencial, los malos resultados de la construcción comercial han contribuido a que 2015 no consiguiera salir de la zona negativa (-0,6%) tal como se preveía hace tan solo seis meses. Sin embargo, este empeoramiento no se ha trasladado a la previsión 2016, que continúa contemplando un crecimiento notable (+3,8%). Tal como pasa en el resto de segmentos, el crecimiento pierde impulso progresivamente: 3,0% en 2017; 2,1% en 2018. Los países que más contribuyen a la mejora son el Reino Unido y Polonia, mientras que tanto Francia como Alemania desempeñan un papel más bien modesto. Por tipologías, el crecimiento más intenso se espera en la edificación comercial, el nicho con menos oferta remanente porque ha sido en donde se ha retraído más la construcción durante los últimos años. La previsión para oficinas y para construcción industrial es también superior a la media del no residencial.

La ingeniería civil ha sido el segmento más expansivo durante 2015 (+3,3%), si bien la mayor parte del avance se ha concentrado en los países de Europa Central-Este, que han hecho un esfuerzo suplementario para agotar la totalidad de los fondos europeos asignados en el anterior periodo de programación. La previsión continúa siendo positiva hasta 2018, aunque con vaivenes en las tasas de crecimiento: 2,7% en 2016;  4,2% en 2017 y 2,8% en 2018. Polonia vuelve a recuperar protagonismo en el mercado europeo de las infraestructuras, con tasas anuales de crecimiento de doble dígito. En Europa occidental, el panorama es más bien discreto excepto en el Reino Unido, pese a que se prevé un retroceso en su inversión ferroviaria. Por su parte, Italia deposita muchas esperanzas en un programa extraordinario de reactivación de proyectos que quedaron paralizados por la crisis. Por tipologías, las previsiones más expansivas se concentran sobre las carreteras y sobre la obra hidráulica, coincidiendo con la cartera de proyectos de los países arriba mencionados.

La situación en España
Juan Van-Halen hizo un análisis de la situación en nuestro país, donde la construcción también registra signos de recuperación. “Creo que el punto de inflexión en España se produjo en 2013, y desde entonces, el mercado ha ido siempre a mejor”.

El sector construcción en España, según los datos del Informe Euroconstruct, volverá a crecer en 2015 (+2,4%) y se espera que lo continúe haciendo los años siguientes. Para 2016 el repunte puede ser más palpable (+4,4%) si la ingeniería civil sobrevive al vacío postelectoral sin entrar de nuevo en recesión, y más a medio plazo es verosímil que la construcción sea capaz de mantener ritmos de avance mayores que los de la economía (4% en 2017 y 3,3% en 2018). En cualquier otro sector productivo que disfrute de buena salud, estas previsiones podrían calificarse de avance muy sustancial. Sin embargo, en un sector tan retraído por la crisis como la construcción, supone tan solo un primer paso en el lento proceso de recuperación de la normalidad. La previsión también señala que el ritmo de crecimiento de la actividad constructora en España estará por encima del PIB previsto en 2017.

Van-Halen basó buena parte de su optimismo en el sector de la rehabilitación, “que supone la mitad de la construcción en Europa y que en España era anecdótica en los años de bonanza”.

“Estamos en un escenario nuevo, de mayor profesionalización y transparencia en el que la eficiencia energética será clave. Además, España está recibiendo buena parte de la inversión inmobiliaria extranjera, se está haciendo mucha inversión en edificios que son rehabilitados. En vivienda nueva ya hay también muchas ciudades en las que existe más demanda que oferta”, concluyó Van-Halen.

En el segmento de la edificación residencial se está percibiendo una mayor predisposición a la nueva promoción de vivienda: el repunte de ventas empieza a agotar el stock en algunos casos puntuales, los precios han detenido su caída y el crédito reaparece para los proyectos de menor riesgo. Pese a que la suma de todos estos factores todavía no es un escenario óptimo, se espera crecimiento ya en 2015 (3,3%) e incluso un 2016 bastante sólido (10%). En la proyección más a medio plazo, la reanimación en el mercado de suelo permite albergar esperanzas de que se pueda seguir creciendo en 2017 (5%) y 2018 (4%). Es preciso volver a insistir en que todos estos incrementos no prefiguran un mercado anormalmente activo, sino todo lo contrario: un mercado que responde caso a caso a los vacíos de oferta, muy atento al riesgo y con una cartera en ejecución parecida a la del 2011-12.

La promoción de edificación no residencial todavía va un paso por detrás con respecto a la vivienda, y siguen sin aparecer signos convincentes de que el flujo de proyectos crezca de manera palpable. Esto crea un notorio contraste con la intensa actividad en el mercado de inversión mayorista que sigue apostando por comprar activos ‘prime’, anticipándose a un repunte de la demanda y de las rentas que precisamente empieza ahora. Sin embargo, las empresas promotoras de nueva superficie no parecen dispuestas a tanta anticipación y aún siguen en una actitud muy conservadora. Habrá que superar primero un 2015 recesivo (-4%) antes de que la producción vuelva a la zona positiva en 2016 (3,5%). El momento de máximo avance podría ser 2017 (5%) si finalmente un nicho clave como las oficinas finalmente consigue salir de su letargo.

La producción en ingeniería civil se ha beneficiado de la secuencia de elecciones municipales y generales de 2015. La reactivación de la obra pública ya contribuyó a que la ingeniería civil fuese el segmento más expansivo de 2014 (3,1%) y en 2015 se vuelve a repetir (6%). El panorama cambia en 2016, no tan solo porque las administraciones locales no están en disposición de prolongar el sobresfuerzo inversor de los últimos meses, sino porque la administración central podría poner en cuestión la estrategia de infraestructuras. En un escenario en el que se descarta un cambio radical de la planificación, seguramente se continúe trabajando en obra iniciada a un ritmo moderado (1,6% para 2016). Y si progresivamente se van dando las condiciones para ir incorporando la inversión privada, se podría aspirar a unos niveles alrededor del 3% para el horizonte 2017-2018.

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