por Alberto Adeva 26 de mayo, 2016
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La mayoría de ingenierías consultadas se aferra a las buenas cifras del último año 2015 para mantener cierto optimismo en el inicio de 2016. La visión más generalizada habla de una situación estable, pero se observan "ciertos nubarrones" en el horizonte derivados de la inestable coyuntura política y de la situación económica.

Los ingenieros consultores siguen observando en general una mejora del mercado en relación a los años más duros de la crisis, pero también observan ciertos riesgos en el horizonte, la mayoría derivados de la incierta situación política que está provocando la paralización de muchos proyectos y las reticencias de muchos inversores extranjeros.

Negocio ligado a las inversiones
De los más optimistas al expresar su opinión es Rafael Úrculo, presidente de Aedici. "Se mantiene una tendencia favorable en el mercado, pero en este momento es cierto que la política está teniendo cierta incidencia, aunque también creo que seguramente no tanto como pensamos. Creo que el punto de inflexión se produjo en 2015 cuando hubo realmente un cambio de tendencia".

"Creo que el inversor sigue creyendo que estamos en un momento óptimo y, con vistas al futuro, pienso que podemos ser optimistas. Incluso veo mejoras en la situación de los honorarios, que creo que con el paso del tiempo se irán normalizando. La tendencia, sin duda, es apostar por la calidad, ya es así en el presente y lo será aún más en el futuro".

Su opinión es que también aspectos que han venido del lado de la normativa, como el certificado energético, supondrán una mejora del sector en el largo plazo. "Todavía no ha cambiado, pero incluso la Administración ya exige más en este aspecto y ya no vale cualquier cosa".

Para Úrculo, la rehabilitación sigue marcando tendencia. "Podemos hablar de una cifra del 80% sobre el conjunto total del mercado, tres de cada cuatro edificios que se hacen son para rehabilitar".

Sobre la conyuntura que vive el sector de la ingeniería, Adolfo Sanz, presidente de Ashrae, cree que "nos enfrentamos a una situación complicada a lo largo de la cadena de valor ligada a la construcción y la instalación, el negocio depende de las inversiones, bien para realizar nuevos desarrollos o bien para remodelar activos antiguos y ponerlos en valor. Los inversores son, en general, muy conservadores y, en la situación actual, perciben riesgos que les recomiendan ser cautos".

Sobre la situación del mercado en 2016 con respecto a 2015, Sanz afirma: "El año pasado presentaba una visión esperanzadora, con importantes inversiones por parte de Socimis y fondos de inversión, se cerraron un número importante de operaciones inmobiliarias que sugerían un 2016 con un crecimiento, cuando menos, estable. La realidad es que en algunas de las operaciones que conozco los proyectos van a un ritmo menor al deseado y pendientes, a veces, de resolver algún problema administrativo".

En cuanto a los aspectos que pueden ayudar a dinamizar el mercado, avanza: "En mi opinión, la rehabilitación debe ser un vector que tire no solo de la ingeniería, sino también debería hacerlo del conjunto de la construcción, convertirse en un factor dinamizador del mercado, pero desgraciadamente la rehabilitación se ha ligado muchas veces a disponer de subvenciones. No creo que sea el camino adecuado, creo que sería más efectivo ayudar de manera diferente. Existen países en los que las subvenciones se aplican directamente en la declaración de la renta cuando se hace una inversión y estoy convencido de que esta medida, que se recibe directamente, motivaría mucho más a la acción y a la responsabilidad".

Tendencia a la mejora
Para Antonio Carrión, miembro fundador de Aedici, la situación actual es "mala, pero creo que tiene una tendencia a mejorar". "En mi opinión falta la debida cualificación profesional, se valoran  más los precios que la calidad del servicio y la aceptación de la política del todo vale".

Carrión califica la situación actual en relación al año 2015 de "estable en un nivel bajo". En su opinión, el mundo de las ingenierías se enfrenta a retos derivados de un "mayor desarrollo de la economía y consecuentemente de la construcción, así como el reconocimiento del ingeniero como un técnico cualificado competente".

Juan Travesí, de ACH, habla de un retroceso en la actividad, que comenzó a manifestarse en el segundo semestre de 2015 y que es particularmente signficativo en obra pública. "En ese mercado se ha parado todo", afirma.

"Las ingenierías nos estamos teniendo que ir a trabajar fuera porque, además del parón que vivimos, seguimos con el problema de la escasa valoración del trabajo, que repercute en unos honorarios a la baja".

Más información: Tecnoinstalación número 19 (marzo-abril)

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